Sedella – Las llanadas- Maroma- Sedella
27 de Febrero 2016
Distancia: 24 km
Tipo: circular
Dificultad: Alta (muy alta)
Desnivel acumulado: +/- 1720
Para llegar a Sedella debemos tomar la carretera que nos lleva a la
localidad de Vélez Málaga, y a partir de aquí, seguir por la comarcal que nos
acercará hasta Sedella, y Salares.
El día amanece soleado, aunque ventoso y un poco cubierto en la zona de la
Maroma, perteneciente al Parque Natural de Sierras de Tejeda, Almijara y
Alhama.
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Sedella, a los pies de La Maroma (2.069 m) |
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Asistentes de la jornada del Comando Preston |
Comenzamos nuestra ruta al inicio del pueblo, y desde la Fuente de Los
Caños nos dirijimos hacia el Puente Romano de Sedella.
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Fuente de los Caños |
Puente Romano sobre el Rio de la Fuente |
A partir de aquí, el sendero comienza a ascender hasta dejarnos en un
primer cortijo abandonado, donde paramos por un breve instante para
recuperarnos por el esfuerzo que provoca el desnivel.
Desde aquí seguimos subiendo por medio de un sendero que en más de una
ocasión sólo se intuye, en otras ocasiones, discurre junto a una acequia, pero
siempre subiendo y subiendo. No
obstante, Sedella se haya a 650 m sobre el nivel del mar, mientras que La
Maroma, nuestro objetivo está a 2069 m!!
Sin pausa, pero sin prisa vamos acercándonos a la cota de nieve; y es que
ya en el pueblo, cuando iniciábamos la ascensión, veíamos los primeros copos de
nieve, aunque estos no llegaban a cuajar en aquel momento.
En la distancia, La Maroma, completamente cubierta y nevada, desafiante.
Las predicciones meteorológicas para este fin de semana son de viento y nieve
en gran parte de la península, por lo que todavía seguimos con la duda de si
podremos llegar a la cumbre o tendremos que dejarla para una ocasión más
propicia.
Nuestro siguiente hito no es otro que la Casa de los Picaricos, también
conocida como Casa Cuascuadra, por encima de la Hoya de Salamanca. Nos
encontramos a 1350 m de altitud. Es aquí donde aprovechamos para hacer una
parada más prolongada para tomarnos algo
de fruta, el típico plátano o los frutos secos que nunca deben faltar en una
ruta de senderismo, y que a la postre, sería el único alimento que tomaríamos a
lo largo del día, por las circunstancias que se dieron más adelante.
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Casa Cuascuadra o de los Picaricos |
Desde la Casa Cuascuadra continuamos por una antigua pista forestal
casi perdida, que nos llevará a la zona de las Llanadas.
La ventisca cada vez es mas fuerte, obligándonos a ponernos una nueva capa
de ropa, y así llegamos hasta la parte alta de la loma, donde continuamos por
su arista, para después continuar por la
cara E (derecha)
Aquí el sendero desciendo un poco, y nos resguarda de la ventisca, por lo
que aprovechamos para hacer algunas fotos y disfrutar de la belleza del
paisaje.
El siguiente punto de referencia es el Cerro Tacita de Plata, con su fuente
del mismo nombre, donde paramos y hacemos algunas fotos.
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Fuente en la Tacita de Plata |
Desde aquí a la cima son 2,5 km y 6 km hasta El Robledal. La ventisca cada
vez es más fuerte, pero como somos un grupo pequeñito y vamos bien preparados,
optamos por continuar hasta la cima, y pasando por el Tajo del Volaero, que
aunque apenas se ve, la sola intuición de la profundidad de este hace que se
ponga la piel de gallina.
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Por el Tajo del Volaero |
Y directos a La Maroma ( 2.069 m). Apenas se ve y la ventisca trae gran
cantidad de nieve que nos golpea física y psicológicamente, pero sabemos que la
cumbre está cerca y no cejaremos en nuestro empeño hasta llegar a la cima, y
límite entre las provincias de Málaga y Granada. La temperatura es de -4º C.
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Vértice Geodésico de La Maroma (2.069 m) |
Tras hollar la cima iniciamos el descenso siguiendo nuestros pasos, hasta
llegar al Tajo del Volaero, donde tomaremos el sendero que desciende
vertiginoso a nuestra derecha y que nos llevará al Cerro el Fuerte. El
tiempo cada vez está peor, por lo que a partir de aquí optamos por guardar la
cámara de fotos en la mochila.
Y a partir de aquí, la verdadera historia de esta ruta, y que jamás
olvidaremos, pues estando en las cercanías del Tajo del Volaero, a duras penas
escuchamos a alguien que nos llama a gritos pidiendo ayuda, alguien que viene
bajando desde la Maroma, pero que no logramos ver por la ventisca. Todo el
grupo parado, y con los silbatos para que pueda localizarnos. Al cabo de unos
minutos, se intuye por fin a una persona que viene bajando de la cima. Cuando llega hasta nosotros comprobamos que
viene con serios síntomas de hipotermia, completamente mojado y muy
débil de fuerzas…
Sin entrar en demasiados detalles, y resumiendo, Javier Reyes lo convence
para que se venga con nosotros, ofreciéndole algún que otro gel, chocolatinas,
ropa seca… y mucha psicología… y es que llamamos al 112 pero nos dicen que con
las condiciones climatológicas existentes, el rescate es imposible.
Aminoramos la marcha todo el grupo, cada uno poniendo su granito de arena
hasta conseguir bajar al chaval, de nombre ficticio Ramón, por si alguna vez
leyera estas líneas y se sintiera incomodado, hasta una nueva crisis de
debilidad. Ya estamos en las cercanías del Cerro El Fuerte, y volvemos a llamar
al 112 que esta vez nos pide datos de nuestra ubicación para salir en nuestra
búsqueda.
No obstante, “Ramón” se repone un poco, y con la gran ayuda de mi amigo
Javi continua descendiendo con nosotros, aunque a un ritmo muy lento, pasando
por el Cerro El Fuerte y la fuente del mismo nombre, hasta llegar a la parte
alta del cortafuegos, donde hay una gran llanada, donde por fin nos encontramos
con la Guardia Civil de montaña que lo monta en el coche patrulla y lo acerca
hasta Sedella.
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Itinerario de la ruta |
El grueso del grupo continuamos el descenso por el cortafuegos, pues es lo
más directo hasta Sedella, (y que calculo tendrá una hora aproximadamente)
pasando antes por la Casa del Molinero.
Ya anochecido del todo, llegamos por fin al pueblo de Sedella, donde
tomamos una cerveza con tapa a las 8.30
de la tarde aproximadamente (como almuerzo) mientras reflexionamos un poco, junto a Ramón (que también se
encontraba allí) sobre lo acaecido durante la jornada. Y es que seguro que
todos hemos aprendido algo de esta experiencia vivida y que dudo mucho que
olvidemos jamás.
Como decíamos anteriormente, al principio no teníamos la certeza de poder
hacer cumbre, y en más de una ocasión se nos pasó por la cabeza el retroceder y
dejar la cima para otra ocasión. Quién sabe si Dios, el destino, o lo que cada
uno quiera creer, hizo que optásemos por hacer la ruta al completo y que a la
vuelta Ramón tuviera la gran suerte de oírnos en medio de la ventisca, pues
creo que no exagero al decir que gracias a ello, este chaval salvó la vida
aquel día.
Y es que las condiciones meteorológicas de aquella jornada fueron
complicadas en prácticamente todas las zonas de montaña de la península, como
por ejemplo en Castellón, donde el temporal se cobró la vida de dos
senderistas.
Y es que a la montaña nunca se le puede perder nunca el respeto, por lo que a veces es mejor quedarse en casa
para mejor ocasión, pues las montañas siempre estarán ahí, y si se decide
salir, es vital salir preparado en material y forma física, y sobre todo no
salir nunca nunca solo.
Cristina y Patricia, descansen en Paz.