RUTA NOCTURNA AL JUANAR,

 
Viernes, 17 de Junio de 2011.



Ya teníamos ganas de hacer una nueva salida y desconectar un poco de la rutina, así que aprovechamos la excusa del calor del verano y la Luna llena de esta semana para hacer nuestra primera ruta nocturna. Y para ello elegimos la Subida a la Concha (1215 msnm) desde el Refugio del Juanar.

Para no dejar el coche muy solo, lo dejamos en el aparcamiento del Parador a las 21.20 horas desde donde comenzamos la ruta hacia la Concha., y como vemos que el camino será un poco duro, nos bebemos un par de botellas de “aquarius” antes de hacer la ruta.


Al principio nos recreamos viendo lo bonito que están estos días los castaños, en todo su verdor, aunque bien es cierto que en Otoño se ponen preciosos con todos esos tonos ocres, naranjas… pasando por toda la gama de marrones imaginables. Junto a los castaños, los frutos rojos de los cerezos, tan ricos y apetecibles en estas fechas veraniegas.

Apretamos un poco el paso siguiendo por el carril (que nos lleva al mirador)  llegando al olivar, donde vemos una panorámica de la sierra (Sierra Blanca) al mismo tiempo que empezamos a ser conscientes de que hemos llegado un poco tarde para hacer fotos del atardecer, así que aminoramos el paso y a disfrutar del paisaje, la luz del momento, el silencio… tenemos toda la noche para nosotros.




Llegamos al “Cortijo del Centro de Investigación Cinegética” y tomamos a la derecha, por el sendero que nos lleva a la Concha, adentrándonos en el bosque de pinos insignes y la alfombra de helechos que los engalana aún más.


Pero como no estamos acostumbrados a ir a 110, pues ponemos la directa y subimos al primer collado a un ritmo trepidante. A la cabeza va el “presi”, haciendo honor al alias  LA LOCOMOTORA DE ALHAURIN que mi amigo Juan Ignacio Amador (http://comandopreston.blogspot.com/) me puso en su día, pero aquello fue sólo un espejismo, pues al ver que aquello no acababa, a mitad de camino me eché a un lado y dejé pasar a los demás.

Ya arriba del collado recuperamos el aliento y tras un trago de agua seguimos la marcha. Cada vez está mas oscuro hasta que llega el momento de sacar nuestros frontales y linternas, ¿Dónde está la luna llena?

Llegamos al Salto del Lobo y aquí ya la oscuridad es total, así que despacito y con buena letra vamos atravesándolo, disfrutando de la oscuridad y el silencio que se nos presenta bajo nuestros pies; un resbalón aquí a estas horas…glup!!  


Y llegamos al Lastonar desde donde empezamos a disfrutar de las maravillosas vistas de la costa, tanto a Oriente como a Occidente.  Durante el camino nos cruzamos con varios sapos, que al yo llevar la cámara configurada para fotografías con poca luz… mientras que disparo o no, el sapo se escapa, me cachis!!! 

Seguimos caminando prestando bastante atención al sendero, que auque nos es bien conocido de otras ocasiones, la verdad es que de noche y solo con la luz de una linterna, es superfácil extraviarse y salirse de él, no hasta el punto de perderse pero si para irte a zonas de maleza y aulagas… y  de pronto, desde el mar, y  en la orientación SE aparece la Luna, casi emergiendo de las aguas. Es curioso el verse por encima de la Luna, una Luna que se ve anaranjada durante su recorrido a través de la bruma marinera de estos días, conocidas por los marineros como Taró.



También vemos algunas arañas durante el recorrido, que con la luz del frontal muestran unos ojos brillantes y diminutos como si de cristales Svaroski se tratara hasta que a las 11.30 de la noche (tras dos horas) llegamos al pico de la Concha 1215 msnm.  Las vistas son preciosas y la tranquilidad del lugar indescriptible. Aprovechamos para comer. La temperatura es perfecta y casi de calor, (sinceramente esperaba unas temperaturas mas moderadas a esa altura y hora de la noche). 



El reflejo de la Luna en  el mar produce un paisaje precioso, con un mar totalmente en calma, donde vemos algunos barcos cruzando el Mar de Alborán, y la costa española fundiéndose con las luces de Marruecos y Argelia. Se ve tan cerca la costa Africana  y a la vez tan lejos la española para esas pateras que no lograron hacer la travesía completa…como ya he dicho ,el lugar y el ambiente es perfecto para meditar, reflexionar y dar gracias por todo lo que tenemos, y por el simple hecho de poder estar allí.

Así, nos dan las 12 de la noche (ya es Sábado 18)  y por sorpresa le cantamos “cumpleaños feliz” al amigo Juan, que cumple 30 y tantas primaveras: ¡Qué sorpresa y que original! FELICIDADES JUAN. Seguro que nunca lo olvida.



Cumpleaños feliz!!
Cumpleaños feliz!!
Te deseamos todos,
Cumpleaños feliz!!


Ya saciados en lo físico, pero no en lo visual, iniciamos el retorno. De buen gusto nos hubiésemos quedado allí toda la noche o hasta que amanezca, pero Juan tenía que trabajar al día siguiente y… aún así la vuelta la hicimos con más tranquilidad que la ida, aprovechando que la Luna estaba en todo su cenit. La claridad es total, hasta el punto que apagamos nuestras linternas  para no “contaminar” el momento con nuestros destellos. Por el camino aprovechamos cualquier montoncito de piedras para hacer una nueva foto de la costa: Qué pena de no traer un trípode para hacer fotos desde cualquier sitio. 


Un fuerte silbido  y el sonido de piedras rodando ladera abajo delatan la presencia de un rebaño de cabras monteses, tal como nos había comentado el senderista que estaba acampado en la cumbre, pero que por más que apuntábamos con las linternas no logramos ver.


En el “Salto del Lobo” volvemos a encender nuestras linternas, pues el sendero queda en la cara oculta al mar y a la Luna y la oscuridad vuelve a ser total, así hasta llegar nuevamente al bosque de pinos insignes donde la luz de la luna se filtra a través de ellos, formando zonas de luz y oscuridad que hacen parecer que hay alguien o algo allí… un fantasma con sábanas blancas!! Jajaja, nadie se quiere quedar el último y Juan prefiere ir en el centro, nada de ir a los flancos. Me recuerdo de aquellas películas de indios y vaqueros, donde van matando al último sin que los de delante se den cuenta, hasta quedar solo uno, jajajajajaja.


Entre risas y bromas llegamos de nuevo al “Cortijo del Centro de Investigación Cinegética” donde escuchamos el ulular de los búhos, respondiéndose unos a otros desde diversas zonas de la sierra. Cruzamos el olivar camino del coche; fue curioso comprobar y no sabemos si era por la hora o por la zona donde nos encontrábamos, que aquí si hacia ya frío, (todo lo contrario de lo experimentado en la cima, donde hacia calor y hasta un poco de bochorno)  así que otra vez a aligerar el paso y al coche, al que llegamos sobre las 3,30 de la madrugada, poniendo fin a nuestra primera ruta nocturna, y recorriendo aproximadamente un total de 11 Km. ( ida y vuelta) Los horarios en esta ruta no pueden tenerse en cuenta como es lógico de entender.



Pd. Ya sabes Juan, nos debes una cerveza por tu cumple, o decimos la edad exacta que tienes.