Del Puerto de la Ragua al Chullo, techo de Almería.

 

Fecha: Octubre 2025

Distancia: 14 km

Tipo: Circular

Dificultad: Moderada

 

Amanecía con una claridad diáfana sobre el Puerto de la Ragua (2.000 m) cuando comenzamos nuestra travesía. El aire fresco, limpio prometía un día memorable. Con mochilas ajustadas y botas firmes sobre el sendero, partimos desde aparcamiento del albergue /refugio del Puerto de la Ragua (en la actualidad cerrado) y nos internamos en la Sierra Nevada almeriense, con el objetivo de alcanzar el Pico del Chullo (2.611 m), el más alto de la provincia de Almería.


La primera parte de la ruta nos condujo entre pinares claros y senderos bien marcados, donde la vegetación parecía aún debatirse entre el final del verano y los primeros suspiros del otoño.

Al poco tiempo, el terreno se tornó más árido y despejado, y frente a nosotros apareció el Morrón de las Tres Lindes, un punto simbólico y estratégico que delimita los términos municipales de Bayárcal, Ferreira y Dólar.


Desde su cima, las vistas ya empezaban a regalar panorámicas de vértigo: la Alpujarra, los valles que serpentean al sur y, a lo lejos, las primeras formas del Chullo recortadas contra el cielo.


El ascenso al refugio del Chullo fue constante pero amable. Las conversaciones se alternaban con los silencios del esfuerzo. Allí, en ese pequeño refugio de piedra y viento, hicimos una breve parada para recuperar fuerzas, y contemplar cómo el sendero continuaba, ahora más expuesto y con tramos donde la pendiente exigía más concentración.

La subida final al Pico del Chullo se convirtió en una conquista colectiva. La cumbre nos recibió con su tradicional vértice geodésico y unas vistas que cortaban la respiración: Sierra Nevada a poniente, el altiplano almeriense hacia el este, y un horizonte limpio que dejaba ver incluso el mar en días claros. Tras las fotos, los abrazos y algún que otro bocado compartido con sabor a cima, iniciamos el descenso por la vertiente opuesta.




El paisaje, ahora más abierto, nos condujo hacia la Lagunilla Seca, una pequeña cuenca de origen glaciar, hoy sin agua.



La ruta continuó hacia el refugio del Toril, un lugar solitario, de paredes encaladas y techo de tejas, que parecía custodiar los secretos de estos parajes de alta montaña. A pocos metros, la fuente del Toril brotaba cristalina y fría, convirtiéndose en un oasis inesperado.

Refugio del Toril

Agracejo (arbusto del género Berberis)

Espino blanco o majuelo (Crataegus monogyna)

Ya en la última etapa del recorrido, completamos la travesía circular de 14 kilómetros y la sensación de plenitud por haber coronado un techo más, esta vez el almeriense. Un día completo, con un equipo humano que no falla y que, por suerte, lo único que cazó fueron cielos limpios y grandes momentos de amistad y compañerismo.

Salud y aventuras.

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